sábado, 17 de noviembre de 2012

El diálogo ante todo

El ser humano es un ser social, nace destinado a compartir la vida con otros seres humanos. Pero es también un ser individual y libre. Por eso, debe aprender a ser autónomo. La autonomía y la socialización son los dos ejes en torno a los cuales se construye la persona. Lo importante es el equilibrio. Ni la autonomía debe impedir o anular la dimensión social del ser humano ni la convivencia debe ser excusa o impedimento para no ser libre o autónomo con todas las consecuencias. Al contrario, la autonomía y la socialización deben exigirse y complementarse mutuamente.
En este proceso, la escuela puede y debe convertirse en el lugar idóneo para que los alumnos aprendan las actitudes y conductas básicas de la convivencia. Tiene la responsabilidad de preparar a los niños y jóvenes para entender el conflicto y la problemática social del mundo al que deberán incorporarse en el futuro como ciudadanos adultos.

Educar, pues supone mostrar el camino a los jóvenes para que sean capaces de desarrollar un código de valores propio basado en principios éticos y morales, de educarlos para que adquieran hábitos de comportamiento democráticos y conozcan y asuman las reglas y condiciones mínimas de convivencia pacífica, sin las cuales no hay vida humana digna.

Un objetivo prioritario para una convivencia pacífica es mostrar a los alumnos los mecanismos suficientes para la resolución de conflictos. Y el DIALOGO debe estar en primer lugar, ante todo.

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